Nuestra aventura al Pico de Orizaba empezó en las primeras horas de la mañana, cuando el sol todavía no asomaba en el horizonte. En nuestro camino, tuvimos la oportunidad de visitar una laguna fascinante, conocida como el Cráter Laguna de Aljojuca. Este lugar, apartado de nuestra ruta principal pero digno de desvío, nos ofreció un espacio para estirarnos un poco y comenzar a acostumbrarnos al aire frío que ya empezaba a soplar.
La laguna, con su serenidad y belleza natural, fue el lugar perfecto para tomar un respiro y prepararnos para el desafío que nos esperaba. Pero esta no fue la única sorpresa que nos encontramos en nuestro camino. Sobre la carretera, pudimos observar una hacienda abandonada. Este vestigio del pasado captó nuestra atención y despertó nuestra curiosidad. Aunque no tuvimos la oportunidad de explorarla en esta ocasión, nos propusimos visitarla en un futuro.
Estos dos lugares, la laguna y la hacienda, añadieron un toque de misterio y emoción a nuestro viaje. Aunque la aventura principal era la subida al Pico de Orizaba, estos pequeños descubrimientos enriquecieron nuestra experiencia y nos recordaron que a veces el viaje puede ser tan interesante como el destino.
Llegamos al campamento base para montar la tienda, encender una pequeña fogata y comer un poco. Esperamos la noche para descansar, mientras nuestro guía nos daba instrucciones. La salida sería a las 2 am para comenzar nuestro recorrido desde el campamento base hasta el refugio, situado aproximadamente a 4200 metros sobre el nivel del mar. Aún no sabíamos la aventura que nos esperaba.
Descansamos un poco, pero los nervios estaban presentes. No pudimos dormir mucho debido a la expectativa. Cuando llegó la hora indicada, empezamos a caminar en completa oscuridad, incapaces de ver más allá de nuestros ojos. Emocionados, iniciamos los primeros kilómetros, solo para darnos cuenta de que no sería tan fácil. Honestamente, no me sentía preparado para lo que venía a continuación.
Uno tras otro, comenzamos a sentir malestar. El cansancio era inevitable después de unas horas. En medio de la oscuridad, comenzó a lloviznar. Definitivamente no estaba preparado. Mientras seguíamos caminando, mis pies se mojaban y sentía cada vez más frío. De repente, el guía dijo alto… NOS HABÍAMOS PERDIDO.
Las condiciones del clima, la oscuridad, la lluvia y un poco de niebla nos habían hecho perder el rumbo. El guía pidió que nos detuviéramos unos minutos mientras localizaba el camino. Estos minutos fueron los más difíciles, con mis pies completamente mojados y helados por el frío cada vez mayor. Estar detenido era insoportable.
Nuestro guía sugirió que esperáramos al amanecer para encontrar el camino con la luz del día. Estaba cansado y exhausto, pero tenía que moverme para no congelarme más.
Una vez amaneció, pudimos ver el camino nuevamente. Estábamos a solo unos metros y pudimos retomar nuestra ruta con la luz del día. Después de cuatro horas de caminata, finalmente llegamos a nuestro destino: el refugio del Pico de Orizaba.
Era nuestra primera experiencia y, como por arte de magia, todo el cansancio desapareció al alcanzar nuestro primer objetivo. Esto nos dio fuerzas para disfrutar de la belleza de la naturaleza, la nieve y las vistas que se podían observar.
Aventuras en Orizaba: Descubriendo la Belleza y Misterio de una Ciudad que Despierta
Después de llegar al refugio del Pico de Orizaba, nos tomamos un momento para contemplar la majestuosidad del paisaje que nos rodeaba. La nieve brillante, el aire puro y el silencio tranquilizador de la montaña nos llenaron de una sensación de paz y logro.
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